«-¡Rivendel! -dijo Frodo-. Muy bien, iré al este, hacia Rivendel. Llevaré a Sam a ver a los elfos, cosa que le encantará. -Hablaba superficialmente, pero de pronto el corazón le dio un vuelco con el deseo de ver la casa de Elrond el Medio Elfo y respirar el aire de aquel valle profundo donde mucha Hermosa Gente vivía todavía en paz.»
En el cuarto día salimos de Montejo de la Sierra (Bosque Élfico), atravesamos los maravillosos bosques que nos conducen a La Hiruela (Rivendel), uno de los pueblos mejor conservados de la Comunidad de Madrid, ya que apenas ha sido modificado desde su construcción. Una localidad con una gran paz con el rumor del agua por sus calles.
Por tanto quiso que los corazones de los Hombres buscaran siempre más allá y no encontraran reposo en el mundo; pero tendrían en cambio el poder de modelar sus propias vidas, entre las fuerzas y los azares mundanos, más allá de la Música de los Ainur, que es como el destino para toda otra criatura; y por obra de los Hombres todo habría de completarse, en forma y acto, hasta en lo último y lo más pequeño.
Al fin habló haciendo un esfuerzo y oyó sorprendido sus propias palabras, como si algún otro estuviera sirviéndose de su vocecita.
–Yo llevaré el Anillo -dijo-, aunque no sé cómo.
Elrond alzó los ojos y lo miró y Frodo sintió que aquella mirada penetrante le traspasaba el
corazón.
-Si he entendido bien todo lo que he oído -dijo Elrond-, creo que esta tarea te corresponde a ti, Frodo y, si tú no sabes cómo llevarla a cabo, ningún otro lo sabrá. (…). Pero es una carga pesada. Tan pesada que nadie puede pasársela a otro. No la pongo en ti. Pero si tú la tomas libremente, te diré que tu elección es buena; y aunque todos los poderosos amigos de los elfos de antes, Hador y Húrin y Túrin y Beren mismo aparecieran juntos aquí, tu lugar estaría entre ellos.
«-¡Rivendel! -dijo Frodo-. Muy bien, iré al este, hacia Rivendel. Llevaré a Sam a ver a los elfos, cosa que le encantará. -Hablaba superficialmente, pero de pronto el corazón le dio un vuelco con el deseo de ver la casa de Elrond el Medio Elfo y respirar el aire de aquel valle profundo donde mucha Hermosa Gente vivía todavía en paz.»
Te proponemos un viaje único en tu vida, en el que descubrirás cómo destruir tu anillo, te harás consciente de la compañía que te rodea y te llenarás de la esperanza de que las grandes historias, como la tuya, siempre acaban bien.
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